Lo
paradójico de la Guerra Civil Española fue que, a pesar de tanto
odio y sangre, hubo algunos hombres buenos. Hombres llenos de
humanidad que, arriesgando su propia vida, salvaron muchas en esa
retaguardia de terror que vivieron nuestros abuelos en ambos lados.
Quizás
hoy más que nunca necesitemos saber que por encima de credos e
ideologías, de demagogias y doctrinas, de populismos y hostilidad,
se encuentran el respeto a la libertad individual, el derecho a
disentir sin odiar y a ejercer el libre-pensamiento sin miedo. Esta
historia es la de un hombre que creía que ello era posible sin
renunciar a sus principios.
Es el
caso de Melchor Rodríguez que salvó, gracias a su gestión directa,
a más de mil quinientas personas en la prisión de Alcalá de
Henares el 8 de diciembre de 1936. Muchas más fueron libradas
también de una muerte segura, también gracias a su gestión como
responsable de prisiones en Madrid de la retaguardia en noviembre de
1936.
Sus enemigos le llamaron "El Angel Rojo".
Fue un
obrero sevillano, que siendo dirigente anarquista de la CNT, detuvo
la represión roja en el Madrid del Frente Popular durante la Guerra
Civil.
Siendo
sindicalista de la CNT, ocupó el cargo de Director
de prisiones en Madrid, entre noviembre y diciembre de
1936. Melchor se enteró que en Madrid estaban sacando a los presos
de las cárceles para conducirlos a Paracuellos para fusilarlos y
decide parar el genocidio. Decidió parar las sacas con un
par…
Melchor
militaba en “los libertos” un grupo anarquista que se oponían a
la violencia y atracos revolucionarios. Con los libertos se integró
en la FAI (Federación Anarquista Ibérica) .Sufre un cambio muy
grande cuando presencia la toma del Cuartel de la Montaña y percibe
que el odio se ha desatado entre los españoles
En julio
del 36, en Madrid era conocido como buena persona y muchas personas
le paran por la calle para pedirle salvoconductos que pudieran salvar
sus vidas y las de sus familias de la violencia roja del Frente
Popular. Melchor, un anarquista con ideas muy firmes y para quién la
vida era el primero de sus principios. Entregó salvoconductos a
curas y monjas, salvando la vida a muchos religiosos en el Madrid de
la retaguardia.
Refugia
en su casa y en el Palacio de Viana a perseguidos del Frente Popular.
En su casa hay permanentemente entre 30 y 40 refugiados. En nombre de
Los Libertos, grupo anarquista donde militaba Melchor, incautan el
Palacio del Marqués de Viana que entrega intacto al final de la
guerra. No se perdió ni un solo tenedor del inventario que él mandó
realizar cuando tomaron el palacio.
García
Oliver, anarquista y Ministro de Justicia, es el que le pide a
Melchor que asumiera el cargo de Inspector de Prisiones ante lo que
estaba ocurriendo en Madrid. Los excesos, los paseos y las sacas
acabaron llevando en Paracuellos a más de 8.000 personas a las fosas
comunes.
En aquel
momento, las cárceles de Madrid estaban atestadas de presos
políticos (también muchos republicanos), frailes, curas, militares
y seminaristas (muchos menores de edad, era el inicio del verano y
les cogió en el seminario el inicio de la contienda). A las cárceles
llegaban grupos de milicianos y con el pretexto de llevarlos a
Valencia, sacaban a los presos para conducirlos a Paracuellos donde
eran “simplemente” fusilados en grupos sin el menor
procedimiento judicial y posteriormente ocultaban los cadáveres en
enormes fosas comunes. Las peores jornadas fueron entre los días 6 y
8 de noviembre.
10 de
noviembre de 1936 Inspector General de Prisiones en Madrid
Apoyado
por la junta del Colegio de Abogados, el Tribunal Supremo, por el
Cuerpo Diplomático y por un sector de la CNT; se intenta que se le
nombre director general de prisiones. Pero con García Oliver,
anarquista y ministro de justicia, acababa de asignar ya ese cargo;
Melchor entonces es nombrado Inspector General de Prisiones
con mando directo en todas las prisiones de Madrid.
A partir
de este momento cambia el panorama de lo que estaba pasando en
Madrid. Cambia radicalmente el control de la retaguardia del Frente
Popular sobre los presos de las cárceles de Madrid. La misma noche
que es nombrado Inspector General, se presenta en la cárceles y
detiene tres sacas y se dedica a parar autobuses llenos de
presos con un destino realmente incierto.
Expulsa a
los comités de las cárceles. Las fuerzas progresista del Frente
Popular, ni entienden ni aceptan lo que está haciendo Melchor, que
lo único que pretendía era simplemente aplicar la legalidad
republicana. Cuando se entera de una sacas ejecutada por un grupo de
comunistas que acabó con 21 personas fusiladas, dimite de su cargo
de Inspector General de las cárceles. Llevaba tan sólo 15 días en
el cargo. El Ministro Gª Oliver no quiso hacer frente al exceso del
PCE.
Después
de dimitir, siguen las sacas unos cuantos días más, pero ya en
menor número y con menos presos.
Delegado de Prisiones de la República.
Melchor
vuelve a retomar el cargo, después de presiones, otra vez del cuerpo
diplomático y de numerosos sectores republicanos y anarquistas. Como
Delegado de Prisiones de la República recibe poderes
plenipotenciarios por parte del Ministro de Justicia e inmediatamente
prohíbe el traslados de presos entre las 7 de la tarde y las 7 de la
mañana sin su expresa autorización; restituye la autoridad de los
funcionarios de prisiones como responsables de la seguridad de los
12.000 presos políticos que todavía permanecen vivos en las
cárceles de Madrid. Detiene las sacas y los fusilamientos, lo que le
llevó a importantes enfrentamientos con el responsable del Orden
Público de Madrid y por ende de lo que estaba ocurriendo, Santiago
Carrillo. Claro que, hoy día contar la verdad sobre el Sr. Carrillo
te coloca inmediatamente en el punto de mira de los sectores
comunistoides, nunca dispuestos a reconocer la verdad. “Una
mentira mil veces repetida... se convierte en verdad” (Joseph
Goebbels) hay que ver ,que al final... los extremos se tocan.
La Cárcel de Alcalá de Henares: 8 de diciembre de 1936.
Su mayor
hazaña tuvo lugar el 8 de diciembre de 1936 en la cárcel de Alcalá
de Henares, situada en el antiguo Convento de Dominicos de Santo
Tomás. Salvó a 1.532 presos de una turba de milicianos, que
querían lincharlos, tras un bombardeo de los nacionales del
aeropuerto que causó víctimas civiles.
Melchor
se encontró por casualidad con el problema. Durante seis horas y
media, con la pistola en mano, se enfrentó a los milicianos, y
consiguió su objetivo: salvó a los 1.532 enemigos. Pero... ¿como
fueron los hechos?. Los milicianos asaltaron la cárcel y se
presentaron en el despacho del Director de la Prisión, Antonio
Fernández Moreno, exigiéndole que abriera las celdas para llevarse
a los presos. Antonio se negó, pero como los milicianos querían
sangre, la situación estaba a punto de del desorden total. En ese
momento apareció Melchor Rodríguez en su coche de la Dirección
General de Prisiones, que se encontraba supervisando personalmente un
traslado de presos para garantizar la seguridad de los `prisioneros,
y se encontró tamaño con este panorama de anarquía a punto de
estallar. Consiguió llegar al despacho del director, y tras
informarse de la situación, inició un enfrentamiento dialéctico de
casi siete horas con los milicianos. A los insultos y amenazas,
siguieron los empujones siendo encañonado varias veces. Melchor
llevada pistola, pero era su costumbre llevarla siempre descargada,
sin balas.
Melchor
llegó a dar la orden de que en caso de pérdida del control sobre
los asaltantes, se armaran a los presos para que pudieran defenderse.
Con sus
palabras:
¡Qué
momentos más terribles aquellos! (…) Qué batalla más larga tuve
que librar hasta lograr sacar al exterior a todos los asaltantes
haciéndoles desistir de sus feroces propósitos. Y todo ello ante el
tembloroso espanto de mi escolta, que, aterrados y sin saber qué
hacer, se limitaron a presenciar aquel drama.
Entre los
presos que Melchor salvó la vida en la cárcel de Alcalá de Henares
se encuentran algunas personas que tuvieron gran relevancia en el
régimen de Franco: los cuatro hermanos Luca de Tena, el falangista
Raimundo Fernández Cuesta, el general Agustín Muñoz Grandes, el
cuñado de Franco, Ramón Serrano Suñer, el falangista Rafael
Sánchez Mazas, el general Valentín Galarza Morante. También
gracias al Ángel Rojo, salvaron las vida: El Dr. Mariano Gómez Ulla
, el futbolista Ricardo Zamora, el locutor Bobby Deglané.
Así
relató este hecho, el cónsul Noruego en Madrid, Félix Schlayer,
en su libro “Diplomático en
el Madrid rojo”:
” En
enero de 1937 tuvo Melchor Rodríguez ocasión de mostrar toda su
hombría. En Alcalá de Henares, pequeña ciudad a treinta kilómetros
de Madrid, lanzaron bombas los aviones nacionales y causaron
víctimas. El populacho, furioso, y los milicianos, se presentaron
ante el establecimiento penitenciario allí existente —que, en
tiempos de paz, era un reformatorio para jóvenes, y ahora albergaba
a mil doscientos políticos procedentes de Madrid— pidiendo que los
dejaran entrar para matar a los presos. El Director de aquella
cárcel, persona de toda confianza y muy humano en su proceder, se
resistía y pidió ayuda al General Pozas, con mando en dicha plaza
de Alcalá, (y Comandante en Jefe que fue luego de Aragón, y
posteriormente destituido), ayuda que denegó, diciendo que no
permitiría que se disparara un solo tiro contra el pueblo, hiciera
este lo que hiciera. Entonces, en el momento de máximo peligro,
apareció de repente y por pura casualidad, Melchor Rodríguez, que
entonces estaba en viaje de inspección por la provincia de Madrid.
Pistola en mano, se plantó delante del portalón de entrada a la
cárcel y tuvo a la muchedumbre en jaque. Desde las cinco de la tarde
hasta las tres de la madrugada, estuvo luchando, entre discursos
persuasivos y amenazas, con las distintas «autoridades» de la
pequeña ciudad que habían hecho causa común, con el populacho y
les obligó a retirarse. Aún pudo volver, por la mañana temprano, a
casa, con la conciencia de haber cumplido con su deber como un
hombre".
El 1 de
marzo de 1937 fue destituido de su cargo por el gobierno del
socialista títere del Partido Comunista de España (PCE), Juan
Negrín. Esto no fue óbice para que continuara denunciando aquellos
excesos tan lamentables que terminaron con la vida de miles de
personas. Incluso fue acusado de traidor a la República, él les
respondió que los auténticos traidores habían sido los que habían
manchado de sangre el noble ideario anarquista
Responsable
de Cementerios
En 1938
fue nominado Responsable de los Cementerios de Madrid. Desde ese
puesto ayudó a las familias de los fallecidos y asesinados para que
pudieran enterrar con dignidad a los muertos y poder visitarlos. El
13 de abril de 1938, se jugó la vida cuando consiguió que en el
entierro de su amigo Serafín Álvarez Quintero se exhibiera un
crucifijo cumpliendo su última voluntad.
Alcalde
de Madrid
Melchor
Rodríguez fue el último alcalde de Madrid durante la República.
El 28 de febrero de 1939 el Coronel Casado y Julián Besteiro del
Consejo Nacional de Defensa, le nombraron Alcalde. Pudo escapar pero
permaneció en Madrid junto a Cipriano Mera y Besteiro esperando la
entrada de las tropas nacionales. En aquellos días, siendo el
alcalde de Madrid le correspondió realizar el traspaso de poderes a
los del nuevo régimen.
Agradecimiento
de Muñoz Grandes , el primer general que tuvo la División Azul
Después
de la guerra, fue juzgado en dos ocasiones. Absuelto en el primer
juicio y condenado en el segundo a 20 años de prisión, de los que
cumplió cinco años.
Durante
el segundo consejo de guerra , en el que el fiscal pedía para
Melchor la pena de muerte, el general Agustín Muñoz Grandes, al que
Melchor, como a otros militares presos, había salvado en la guerra
testifico a su favor. Al final del Consejo de Guerra el fiscal
preguntó si alguno de los presentes en la sala tenía algo que
alegar. Muñoz Grandes se levantó, y tras presentarse como
Teniente General del Ejército declaró a favor de Melchor para
salvar su vida. Como aval de su testimonio, presentó un
documento firmado por miles de personas que Melchor había salvado
la vida, en algunos casos con claro riesgo personal. Finalmente,
gracias a la gestiones del General Muñoz Grandes, mano derecha de
Franco durante años, sólo cumplió cinco años en la prisión del
Puerto de Santa María y Polier
Posguerra.
Durante
la posguerra tuvo ofrecimientos para ocupar un puesto importante en
los sindicatos verticales. También le ofrecieron un talón por
veinticinco mil pesetas, para intentar así arreglar su mala
situación económica . Melchor rechazó amablemente todos los
ofrecimientos. Él consideraba que todo lo que hizo fue su obligación
y que no había hecho nada especial.
Algunos
criticaron que admitiera una condecoración del régimen de Franco
por sus actuaciones como Inspector y Director de Prisiones de Madrid
durante la Guerra Civil y de confraternizar con algunos dirigentes
del franquismo. En 1956 el falangista José Antonio Girón de Velasco
le dedicó un libro llamándolo «vanguardista infatigable en la
batalla por la Justicia y por la Libertad del Hombre ». Trabajó
hasta su muerte como vendedor de seguros y vivió junto a su familia,
de forma tremendamente modesta.
Su muerte.
Murió el
14 de febrero de 1972, su entierro tuvo con rango de funeral de
Estado, fue un caso único durante la dictadura de Franco. Fue un
entierro multitudinario que, en plena dictadura, reunió a
anarquistas y franquistas en un mismo duelo.
Alberto
Martín-Artajo Álvarez, Ministro de Asuntos Exteriores y amigo suyo
que fue, durante el entierro se puso una corbata con los colores
anarquistas, hecho que se correspondía con el acuerdo que había
realizado con Melchor en su lecho de muerte. "Vale, ya que te
empeñas, yo beso ese trozo de madera, pero tú te comprometes a
ponerte una corbata anarquista". Así quedó sellado el
trato.
Se
cantó el himno anarquista «A las barricadas»
y se rezó un padre nuestro. Las dos Españas unidas gracias a
este honrado anarquista. Su féretro fue cubierto con la bandera
anarquista. La ceremonia transcurrió sin ningún incidente. Está
enterrado en el cementerio Sacramental de San Justo en Madrid. En
julio de 2008 una calle de la barriada de San Cayetano de Sevilla fue
bautizada con su nombre.
Saludos.
La Doctrina Imperfecta.
NOTA: Este artículo está inspirado en el similar de la página www.grandesbatallas.es que os recomiento visitar.
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