domingo, 25 de diciembre de 2011

EL ÁNGEL DE BUDAPEST - Historia Prohibida II

De todos es conocida, gracias a la película de Steven Spielberg “La Lista de Schlinder”, de la gesta de este industrial alemán salvando a 1200 judíos del exterminio. Sin embargo, tal y como viene denunciando este blog, desconocemos aquellas partes del devenir de nuestra historia gracias a las perversas intenciones de ocultar lo que, políticamente puede resultar “incómodo” para ciertos sectores que se autodenominan “progresistas” aunque yo los calificaría más bien de “hipocresistas”.

Ángel Sanz Briz fue un diplomático español que durante 1944 estuvo como encargado de negocios en la Embajada de España en Budapest (Hungría), país aliado del Eje. Hasta ese momento no se habían impuesto medidas de represión primero y deportación después, de judíos húngaros. Sanz Briz, tras el traslado del titular Miguel Ángel Muguiro, quedó como principal responsable de la legación diplomática, contaba entonces con 32 años. Desde su puesto realizó un suerte de maniobras diplomáticas, de añagazas y estratagemas que le llevó a salvar del exterminio de más de 5200 judíos húngaros.

Desde la legación española solicita a su gobierno ayuda para frenar, en la medida de lo posible, lo que estaba ocurriendo con los judíos y aunque no recibió contestación, tampoco se le indicó en ningún momento que se mantuviera al margen, "En los vagones de camino a los campos de concentración no sólo van hombres, sino también mujeres, niños y ancianos. Es difícil de creer que vayan a trabajar...", dice Sanz Briz en una de sus comunicaciones con Madrid. Después de mucho insistir, le autorizaron a repatriar a "algunos" judíos de origen español.. El gobierno de Franco tuvo que “ponerse de perfil” en ésta y otras muchas ocasiones ante la delicada situación de España en la escena diplomática mundial, aunque era un país no beligerante, a nadie escapaba en el concierto internacional que España era considerada como una aliada “de facto” del Eje.

Utilizó para ello El Real Decreto del Directorio Militar del General Primo de Rivera, de 20 de diciembre de 1924, que otorga la ciudadanía española a los judíos sefardíes y que rezaba asi...“antiguos protegidos españoles o descendientes de éstos, y en general a individuos pertenecientes a familias de origen español que en alguna ocasión han sido inscritos en los Registros españoles”, y aunque este decreto fuera derogado por el gobierno de la II República en 1931, eso no le importó, ya que ni las autoridades húngaras ni las alemanas sabían nada al respecto.

Actuando por propia iniciativa y sin apoyo explícito del gobierno de Madrid, como primera medida logró convencer a las autoridades húngaras para que aceptaran su protección sobre doscientos judíos de origen sefardí, a los que el Gobierno del General Franco reconocia su derecho a la nacionalidad española. A partir de ese momento, apareció la picaresca española y todo fue más fácil, aquellos doscientos salvoconductos, en principio, para doscientas personas, se convirtieron en salvoconductos para doscientas familias. Además codificó cada uno con una letra del alfabeto así había 123-A, 123-B, 123-C, etc..., de esta forma las doscientas familias se multiplicaron indefinidamente, la única precaución era no pasar jamás del número 200.

Alquiló con su propio dinero varios inmuebles para alojar a los judíos mientras esperaban la tramitación de la autorización del salvoconducto por las autoridades húngaras, y así, ante la persecución generalizada logró salvaguardar de las garras de las SS a “sus españoles” sefardíes. Para evitar la intrusión de los nazis en ellos, colocó carteles que rezaban “Anejo a la Legación de España. Edificio extraterritorial”, por tanto suelo extranjero inviolable. Allí permanecían alojados, mantenidos y con cuidados médicos hasta que Sanz Briz conseguía la documentación y el medio de transporte para sacarlos hacia Suiza, España o cualquier otro lugar donde estuvieran a salvo. Su antecesor, Miguel A. Muguiro ya logró enviar 500 niños a Tanger, niños que iban destinados a la cámara de gas en Polonia.

Hasta diciembre de 1944, cuando se le ordenó abandonar Budapest y trasladarse a Suiza, arriesgó continuamente su vida, ya que de los 5200 salvoconductos extendidos, apenas 200 correspondían a verdaderos sefardíes de origen español. Dejó toda la infraestructuras que había creado a sus colaboradores, entre ellos a Giorgio Perlasca que declarando ser Cónsul de España, continuó emitiendo documentación española falsificada hasta que el 16 de enero el ejército rojo entró en Budapest.

Regresó a España, no recibió ninguna felicitación por su labor, aunque tampoco fue censurada su actuación. Además, como ferviente católico, lo importante para él era salvar vidas y lo había logrado. Entre 1946 y 1960 estuvo al frente de varias embajadas, legaciones y consulados. En 1960 fue nombrado embajador en Guatemala donde se le concedió la Gran Cruz de la Orden Quetzal. Posteriormente fue trasladado a San Francisco, Washington y desempeñó el cargo de Cónsul General de España en Nueva York. En 1964 fue embajador en Perú, donde se le otorgó la Gran Cruz de la Orden del Sol. Años más tarde, en la Embajada de Holanda, le concedieron la Gran Cruz de la Orden de Orange-Nassau. Y en 1973 se estableció en China, siendo el primer embajador español en Pekín. Su último destino fue el Vaticano, en 1976, como embajador de España ante la Santa Sede, donde le concedieron la Gran Cruz de la Orden de San Gregorio Magno. Aunque jamás el gobierno de Franco reconoció explícitamente su valor y arrojo en Budapest, de todo lo anterior se puede deducir que sí hubo un reconocimiento tácito a tenor del resto de su carrera diplomática.

Ángel Sanz Briz fallece en Roma el 11 de junio de 1980, poco antes de cumplir los 70 años. Los sefarditas, utilizando su nombre de pila, le pusieron el sobrenombre de “Ángel de Budapest”, resumiendo así lo que ellos decían con frecuencia: “¡El si llamava angel y bivio como un angel! ¡Que alma bendicha! (Él se llamaba Ángel y vivió como un ángel ¡Qué alma más bendita!). En 1991 recibió, a título póstumo, el título de “Justo entre las Naciones” de manos del Museo del Holocausto Yad Vashem, de Israel, que reconoció su valorosa y desinteresada acción, inscribiendo su nombre en el memorial del Holocausto junto a otros héroes.

Tres años después, el gobierno de Hungría le concedería, también a título póstumo, la Cruz de la Orden del Mérito de la República Húngara y al año siguiente colocó una placa en uno de los edificio de Budapest que utilizó como refugio para los judíos.

En España, finalmente le fue reconocida su labor y trayectoria, siendo el primer diplomático que figuró en un sello de correos. Fue distinguido con diferentes medallas y condecoraciones, entre ellas con la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, Comendador y Caballero de la Orden de Isabel la Católica y la Gran Cruz de Carlos III.

Otras naciones reconocieron sus méritos en defensa de los perseguidos, así entre otras distinciones le fueron concedidas la Gran Cruz de Bélgica y la Gran Cruz de la Orden Pro Mérito Melitensi de Malta, y fue nombrado Comendador de la Corona de Italia y Oficial de la Orden de la Legión de Honor de Francia.

Estos son los méritos de esta gran persona, un hombre bueno que hizo cosas buenas. Lamentablemente, aún hoy muchísima gente en nuestro propio país, desconoce quién es y qué hizo ese español llamado “Ángel de Budapest”. Desde este blog quiero hacer un reconocimiento a su persona, y aunque no le hayan dado el puesto que merece en la Historia de España, sí lo tiene en la Historia de la Humanidad.


Saludos

La Doctrina Imperfecta.

martes, 6 de diciembre de 2011

HISTORIA PROHIBIDA I


HISTORIA PROHIBIDA DE ESPAÑA I

Muchas de las personas que lean este artículo recordarán que hace mucho tiempo en los colegios se nos enseñaba la historia de otra manera. Aquella forma de embutir en las jóvenes cabezas de los niños el sentido de patria, españolidad y orgullo patrio quizás no era la más correcta. De aquellas experiencias se ha pasado a justo lo contrario, al lado más alejado posible de aquello, se ha pasado de ensalzar las gestas del Cid, Colón, Lepanto, etc… a, no sólo ocultar éstas, sino a mostrar la historia de España como la historia de unos genocidas de indios, esclavistas y sangrientos imperialistas.

Incluso se obvía el hecho de que aunque el devenir de la historia pudiera haber provocado en ocasiones excesos e injusticias, en otros momentos la determinación de los hombres y mujeres que forjaron nuestra historia hicieron que el mundo girara en torno al poderío y el peso político-militar de España.

Lo triste no es que se oculte la parte de la historia que pueda hacer que sintamos orgullo de la misma, lo verdaderamente triste son los motivos por los que los actuales “enseñantes” arrastran por el fango nuestro pasado, ensucian con su silencio la memoria de aquellos que lo forjaron y manipulan las mentes de los jóvenes a su cargo.

Soy padre de dos de estos jóvenes y sé lo que me digo. Sus libros de historia rezuman increíbles carencias de objetividad, son parciales y están politizados. Quien lea esto le ruego que busque en ellos algún atisbo, cualquier atisbo, de alguna cosa bien hecha, algún logro ya sea militar, social o político de relevancia que pueda hacernos sentir orgullo. No lo hay, ninguno, absolutamente ninguno. En ellos se divaga continuamente, se pasa por encima de los hechos importantes, no se profundiza ni se establecen paralelismos con lo hecho históricamente por otras naciones.

Verá, se lo voy a explicar con algunos ejemplos.

Durante la romanización de la península ibérica, apenas se trata en los actuales textos de la importancia de la provincia de Hispania para el Imperio Romano, en otros textos osadamente se menciona muy de pasada que hubieron emperadores que procedían de Hispania, aún sabiéndose que Trajano fue uno de los más importantes, que evolucionó el Imperio Romano hasta su máximo esplendor. Pues ¿sabe una cosa? apenas se menciona.

Avanzando algo más en la historia, ya en plena época de la invasión árabe de la península, se ponen muy encima de la mesa el altísimo nivel cultural del Islam, en ciencia, música, artes, etc…, todo ello muy cierto. Sin embargo, en ningún momento se habla del proceso degenerativo que siguió ese Islam y que desembocó en un triunfo de la religión sobre la razón y por tanto en un retraso en su evolución social y cultural de casi veinte siglos, como todos podemos ver hoy en día. Eso, tampoco se menciona.


En 1588 el Emperador Felipe II envía la Armada Invencible (sarcástico término inglés) contra Inglaterra. La historia escrita por los ingleses relata una gran derrota para las armada española, sin embargo, la mayoría de los naufragios ocurrieron como consecuencia del mal tiempo, de hecho 102 de los 127 navíos que penetraron en el Canal de la Mancha volvieron a puertos españoles, Pero, ¿qué se enseña en nuestros colegios e institutos?, pues que el emperador envío una flota que fue derrotada y esto supuso el inicio del fin del Imperio Español, en fin… lamentable.

Al mismo tiempo, estos “profesionales” de la enseñanza en España ocultan el ataque de la Contra-Armada  justo al año siguiente, en 1589 que envió la Reina Isabel I contra España. 180 navíos fueron enviados contra los puertos de Santander, La Coruña y Lisboa para acabar con la entonces aún maltrecha armada española que se encontraba en plena reparación. Sir Francis Drake atacó La Coruña, siendo duramente castigado por sus defensores, entre ellos la infantería española desembarcada de los barcos de la gran armada. Drake, derrotado se dirige a Lisboa para volver a atacar a los españoles (entonces Portugal formaba parte del Imperio Español). Allí encontró una mayor derrota, 5000 soldados de los tercios viejos destrozaron las tropas inglesas en tierra, que reembarcaron a toda prisa. Aprovechando esta circunstancia, la flota inglesa fue atacada por galeras españolas que hundieron 10 barcos y dispersaron su formación. La peste y el hambre hizo el resto, dejando muchos barcos ingleses sin gobierno y condenados. Apenas regresaron poco más de 100 barcos y de los 27667 hombres que partieron únicamente se presentaron a recoger su paga 3722 Fue el mayor desastre de la armada inglesa en toda su historia. ¿Conocía ud. esta historia?, no… claro, pero no es culpa suya.

Fíjese ahora en la importancia de esta derrota británica. De haber conseguido sus objetivos habrían roto las rutas marítimas españolas con América, obtenido la llave del Brasil, acabado con la armada española y obtenido acceso franco a las Indias. Con todo ello el Imperio Español se habría colapsado sin remedio, sin embargo, en los dominios del emperador Felipe II siguió por mucho tiempo sin ponerse el sol.

Pues querido lector, este importantísimo episodio está totalmente encubierto al ser parte de la “Historia Prohibida de España”.

Bien, seguimos… Los tercios, la legendaria unidad de combate de la Monarquía Española durante los siglos XVI y XVII, fueron reconocidos como la mejor infantería del mundo, una fuerza de choque de amplia autonomía, gran capacidad de maniobra y elevada potencia de fuego, basada en la acertada combinación entre armas blancas y de fuego. Un tercio contaba con tres armas fundamentales, con sus respectivos soldados que las servían: piqueros, arcabuceros y mosqueteros. Soldados de varias nacionalidades formaban los tercios de Flandes, sin embargo los españoles eran los más apreciados por su capacidad de combate.. Todos se rindieron a sus pies: no sólo los comentaristas de la época, sino también las tropas enemigas y todos los historiadores posteriores que los comparan con las legiones romanas o las falanges macedónicas. Fueron dueños y señores de Europa durante casi 175 años. La historia europea no se podría jamás escribir sin hacer mención a estas unidades militares del Rey Católico que tuvieron en jaque a prácticamente todos los ejércitos europeos. Pues en los programas de estudios, prácticamente ni una sola línea.

Los textos británicos muestran una y otra vez al Almirante Horatio Nelson como gran héroe del Imperio Británico, lo hacen una y otra vez en un curso académico y en el siguiente. Relatos, biografías, litografías, etc… todo para ensalzar la vida y hazañas de este gran marino. Pero… ¿y en España?, ¿tenemos alguien parecido?, pues… si pregunta ud. a cualquier alumno de enseñanza secundaria posiblemente le conteste “ni idea”, bueno… realmente le diría “ni p… idea

Y lo cierto es que sí, que tenemos, no uno sino varios personajes de la talla de Horatio Nelson, sin embargo únicamente me referiré a uno el Almirante D. Blas de Lezo y Olavarrieta, marino vasco apodado “Mediohombre” ya que era cojo, manco y tuerto. A pesar de su condición física, jamás perdió un combate. Derrotó una y otra vez a los británicos y a quien se le puso por delante, jamás fue derrotado. Algo que de Nelson no se puede decir, ya que este personaje tuvo graves y grandes derrotas, no obstante esa es otra historia.

Volvemos a nuestro Lezo, siendo comandante militar de Cartagena de Indias, rechazó el masivo ataque de los británicos al mando de Sir Edward Vernon. Desplegaron para ello una fuerza de 186 navíos (mayor que la Armada Invencible -127- y que la Contra-Armada -180-) y 27600 soldados de línea. Para hacerles frente Lezo únicamente disponía de 6 navíos y algo menos de 3600 hombres de los cuales 600 eran arqueros indígenas. Planteó la defensa de Cartagena de forma que los británicos caían una y otra vez en sus estrategias y lentamente fueron debilitándose, hasta que en el ataque al Castillo de San Felipe les dio el golpe definitivo haciéndoles huir hacia sus barcos en desbandada. Finalmente con la flota destrozada, varios navíos hundidos y otros que hubieron de quemar por no poder gobernarlos, los británicos se retiraron con los barcos llenos de enfermos, heridos y moribundos. Tal fue la derrota que en Inglaterra el Rey Jorge II prohibió toda publicación sobre el asalto a Cartagena que quedó así sepultado en la historia. Inglaterra no volvió a amenazar seriamente al Imperio español que subsistió un siglo más. España, en cambio, contribuyó años más tarde al desmoronamiento de las colonias inglesas en América, hecho que también ha tratado de silenciarse.

¿Cómo es posible que personas que se dedican a la enseñanza no sean capaces de hacer algunos incisos en su “programa oficial” e ilustrar sobre estos hechos históricos?, ¿pasaría algo si se enseñaras en los centro educativos que un día fuimos un único pueblo?, ¿hay algún problema con que se sepa que vascos lucharon hombro con hombro con extremeños, catalanes con castellanos, andaluces con navarros, etc…?, entonces… ¿porqué se proscribe esta parte de la historia?. En ocasiones me da por pensar que los “profesionales” tampoco son culpables de ello, quizás es que desconocen la historia y no se han molestado en ir más allá de lo estrictamente necesario para cumplir con su trabajo, en cualquier caso, es lamentable.

En “La Doctrina Imperfecta” voy a relatar muchos de estos acontecimientos y espero que ud. se sirva divulgarlos para conocimiento de todos. Es necesario que la historia se escriba con renglones rectos sí, pero también completos.

Un saludo.

La Doctrina Imperfecta.