domingo, 30 de septiembre de 2012

OPERACIÓN HIGHJUMP - La batalla que nunca existió


La Antártida, (el polo sur), con sus 14 millones de km2 sigue siendo el continente más enigmático y poco conocido de nuestro planeta. El hallazgo de un enorme lago de agua dulce, el lago Vostock, emplazado por debajo de la espesa cubierta de hielo de la Antártica Oriental, ha sorprendido a los científicos de todo el mundo. Sus condiciones extremas con temperaturas registradas por encima de los 80º bajo cero y vientos de más de 300 km/h la hacen, a priori, un entorno tremendamente hostil para el ser humano.

Fue en 1603 cuando el navegante y explorador español D. Gabriel de Castilla quién al mando de tres galeones partió de Valparaíso. Navegando decididamente en dirección sur para evitar el estrecho de Magallanes, cuya travesía se hacía extremadamente peligrosa dado que el clima se recrudecía allí enormemente, llegó de rebasar los 64º de latitud sur. No fue hasta 170 años después, que se tienen noticias de la derrota del navegante y cartógrafo James Cook, que sobrepasó los 71º

La Antártida es cuatro veces más grande que los Estados Unidos, tiene el continente más cercano que es Sudamérica (La tierra de Fuego) a 3000 Km., su altitud máxima es de 5.000 metros (la mayor del planeta) es el más antiguo continente compuesto en su mayoría de altas montañas recubiertas de hielo y grandes lagos interiores, es fácil esconder una base sin ser descubierta jamás y más aún si es subterránea fuera del alcance de los satélites espía, además de que la Antártica hoy en día sólo ha sido explorada en una mínima parte.

Es importante destacar la utilización que de ella hicieron los navíos de la Marina de Guerra Alemana (Kriegsmarine). Durante la Segunda Guerra Mundial estaba sin cartografiar y resulta que los lobos de mar (submarinos) al mando del Almirante Karl Dönitz sabían de la existencia de las grutas antárticas donde un navío se podía cobijar sin ningún problema, llevar a cabo reparaciones, descansar la tripulación y estar tranquilamente sin riesgo alguno a ser localizados.

Pero todo esto tiene unos precedentes que pueden ser determinantes para entender los acontecimientos que se produjeron en 1947 o que, de alguna manera, pueden dar una explicación a la precipitada finalización de la llamada “Operación High-Jump”.
Estos son los hechos.

NOTA: Cuando algo de lo que se relate pueda estar sujeto a otras interpretaciones o mencione posibilidades fruto de mitos o tendencias conspiranoicas lo pondré en evidencia para salvaguardar la veracidad del relato que efectivamente está probado documentalmente y contrastado con hechos históricos que nadie pone en duda.

La expedición alemana a la Antártida (1938-39)

En los años previos a la II Guerra Mundial, los deseos hegemónicos de los jefes militares alemanes se hicieron cada vez más fuertes, teniendo la firme intención de construir una base militar en el hielo antártico. Esto, a priori, puede resultar una afirmación gratuita pero más adelante encontrará los motivos por el que argumento esto.

En ese tiempo no existía sobre el Polo Sur tratado internacional alguno y una toma de posición respecto a tales deseos territoriales poco antes del estallido de la inminente guerra mundial pareció, estratégicamente hablando, tener mucho sentido, y podía además, gracias a la propaganda del III Reich, ser empleado como una demostración de fuerza.
Capitán Alfred Ritscher
De modo que, en colaboración con la Lufthansa alemana, se desarrolló y llevó a cabo la idea de una operación político-militar, aunque siempre bajo la apariencia de “operación civil y científica”'. El mando de esta empresa la recibiría el experimentado capitán polar Alfred Ritscher.

Como barco se eligió el "Schwabenland" (Suabia en español, el nombre de una región alemana), un barco portador de hidroaviones de la Lufthansa desde el que, con ayuda de catapultas de vapor, podían despegar hidroaviones Dornier "Wale" de 10 toneladas de peso...

Esta revolucionaria técnica la empleaba la Lufthansa ya desde 1934 para el tráfico postal con Sudamérica. El "Schwabenland" fue adaptado para la expedición antártica en Otoño de 1938 en los astilleros de Hamburgo, lo que costó la enorme suma de un millón de marcos alemanes (RM) de la época, un tercio del presupuesto de la expedición...

A mediados de Noviembre de 1938, mientras se preparaba el barco "Schwabenland", la Sociedad Alemana de Viajes Navales Polares (deutsche Polarschiffahrtsgesellschaft) a Hamburgo invitó al por entonces ya legendario explorador antártico norteamericano Richard Byrd, con motivo del visionado especial de su nueva película antártica. Esta película fue proyectada en Urania en Hamburgo ante 82 asistentes, de los cuales 54 eran miembros de la tripulación del "Schwabenland", como forma de adiestramiento y preparación ante la inminente expedición. Byrd, quien ya en 1929 casi había sobrevolado el Polo Sur, era en aquel tiempo aún un civil, si bien era un héroe nacional para los americanos.

Ironía de la historia que exactamente este Richard Byrd en el año 1947 con el rango de almirante de los EE.UU. dirigiera la mayor operación militar en la Antártica, la ya mencionada Operación High-Jump. Todo indica que aquella hasta hoy secreta operación, que muy probablemente tenía como objetivo la destrucción de la base alemana conocida, supuestamente, como “base 211”, fracasó completamente y los hechos posteriores parecen dar fiabilidad de esta hipótesis.

El hecho es que cuando el “Schwabenland” llegó a la Antártida comenzó inmediatamente a lanzar hidroaviones para efectuar vuelos de reconocimiento y cartografiado de una amplísima área antártica. Concretamente se marcaron, mediante estacas lanzadas desde los hidroaviones una extensión de 600.000 km2 de los que se fotografiaron aproximadamente unos 350.000 kms.

Pero los planes del Tercer Reich y las actividades de la Kriegsmarine respecto del territorio antártico iban mucho más lejos: los alemanes reclamaron la soberanía sobre este enorme territorio antártico al que denominaron "Neuschwabenland" (Nueva Suabia, en español). Aunque forma parte del mito, se dice que en éste territorio construyeron varias bases permanentes, siendo la principal la denominada como "Neuberlin" (Nuevo Berlín), debo insistir en dejar claro que esto, de momento, es un mito, no hay más pruebas que las que puede aportar el siguiente mapa de las autoridades del Reich donde se pueden ver los límites del área y las diversas anotaciones quizás, de emplazamientos o bases de avanzada ¿?.

Cuando la expedición del Schwabenland regresó a Alemania a principios de 1939, se cursaron órdenes concretas a Karl Dönitz, comandante supremo de la flota de submarinos del Tercer Reich. La misión que él y sus hombres llevaron a cabo es aún hoy en el 90 por ciento una especulación, y basada en una información cierta sólo el 10 por ciento. Lo que se sabe con certeza es que aumenta la frecuencia de submarinos alemanes en dirección al Polo Sur con el fin de llevar a cabo misiones que siguen siendo un secreto hasta ahora.

Almirante Karl Dönitz
El Almirante Dönitz, había declarado en 1943, en plena guerra y lleno de orgullo: "Die deutsche U-Boot Flotte ist stolz darauf, daß sie für den Führer in einem anderen Teil der Welt ein Shangri-La gebaut hat, eine uneinnehmbare Festung“. Cuya traducción fiel es: "La flota alemana de submarinos está orgullosa de haber construido para el Führer, en otra parte del mundo, un Shangri-La, una fortaleza inexpugnable", esta afirmación a pasado a la historia como una de las más enigmáticas y desconcertantes durante el desarrollo de la contienda. Los aliados tomaron nota pero jamás se hicieron eco de ellas.






Submarino U-859

Lo cierto es que a lo largo de la guerra los submarinos alemanes, además de ser navíos eminentemente de combate, se dedicaron a labores de transporte de determinado material “sensible”. Prueba de ello la tenemos en el U-859 que partió de Kiel el 4 de abril de 1944 con 67 hombres a bordo, 31 toneladas de mercurio en recipientes herméticamente sellados y, según algunas fuentes, “oxido de uranio”, todo ello oficialmente con destino a Japón. El día 27 de septiembre fue hundido cerca de la península de Malaca por el submarino británico HMS-Trenchant.

Submarinos U530 y U977


A las 8:30 horas del día 5 de mayo de 1945 cesaron la resistencia en el teatro de operaciones de Europa las fuerzas armadas Alemanas. El Gran Almirante Dönitz, que había llevado el arma submarina alemana a casi un total éxito, asumió la responsabilidad de la rendición. Comunicó a sus estimados submarinos mediante mensaje especial (0953/4) la dramática noticia: Alemania había sido vencida. Conocida por los capitanes esta noticia entró de inmediato en vigor la Operación Arco-Iris, es decir, el grueso de la flota alemana se hundiría a sí misma en la creencia que con ello se mantendría indemne el honor y la tradición de la Kriegsmarine tras la rendición ante los aliados.

Esto provocó la reacción inmediata del Alto Mando Aliado que exigió a Dönitz que detuviera la destrucción de la flota en cumplimiento de los acuerdos de rendición. Muy a su pesar, el Gran Almirante emitió un mensaje por radio recordando a sus oficiales “… la prohibición de hundir sus barcos o dejarlos inservibles mediante la destrucción de parte o toda su maquinaria e instalaciones”. No obstante, numerosos comandantes comenzaron a abandonar los puertos y bases procediendo a destruir sus unidades emitiendo la consigna "Regenbogen" (Arco-Iris) de boca en boca, en la creencia que si Dönitz la había invalidado, habría sido bajo coacción de los aliados y nunca por propia iniciativa.

Sin embargo, el 10 de julio de 1945, dos meses después de la capitulación, frente a las costas de Mar del Plata emergió el U-530. Su comandante, Otto Wermuth de sólo 24 años, en la creencia de que en este país serían mejor tratados, decidió rendir allí su nave. Poco antes de llegar a Argentina fueron desmontados y tirados al mar el cañón de cubierta y el antiaéreo de 37 mm, asimismo se arrojaron al mar los torpedos, se destruyeron los libros de claves, el cuaderno de bitácora así como los aparatos y sistemas considerados “secretos”. El estado del submarino era lamentable, la corrosión y la falta de mantenimiento era evidente. La edad media de la tripulación era de 23 años, prácticamente jovenzuelos metidos en ataúdes de metal.

La prensa internacional lanzó hipótesis sobre el uso que dirigentes del III Reich podrían haber dado a este submarino, dejando en el aire la posibilidad de una fuga masiva de éstos. El diario soviético Izvestia, se preguntaba ¿quién había podido viajar oculto en él? y ¿quién y donde fueron abastecidos de alimentos y combustible durante esos dos meses?. Hay que tener en cuenta que este submarino se encontraba en misión de combate desde el mes de febrero de 1945 sin, al menos que se conozca, haber tocado puerto alguno desde entonces (5 meses).

38 días después, el 17 de agosto, las unidades de la armada argentina, el patrullero “Py” y el submarino “Salta” advirtieron, a unas 8 millas de la costa, un submarino en superficie que lanzaba destellos emitiendo un mensaje… “German Submarine”. Era el U-977 al mando de Heinz Schaeffer de 25 años (otro niño), que permitió que subiera a bordo una tripulación de presa que dirigiera la nave hasta la base naval argentina, únicamente solicitó que se le permitiera dirigir las maniobras de entrada en puerto de su navío.

Al contrario que el U-530, el submarino del comandante Schaeffer entregó su nave con su completo equipamiento de combate sus armas, sus torpedos y su documentación. Además, curiosamente se encontraba en perfecto estado de cuidado y limpieza, teniendo únicamente averiado el periscopio principal.

Las dos naves fueron llevadas a los EEUU donde ambas tripulaciones acabaron en campos de concentración. Sometidos a intensos interrogatorios se desconoce el resultado de ellos. Llegaron incluso a reunir a los dos comandantes en una misma habitación llena de micrófonos ocultos para ver si “deslizaban” alguna información de interés.

Lo cierto es que ambos comandantes transgredieron, voluntaria o involuntariamente, los acuerdos contraídos en el acta de rendición de Reims, donde se establecía que con carácter inmediato todas las naves del arma submarina alemana debían emerger e izando una bandera negra dirigirse al puerto más próximo para efectuar su entrega y rendición.


En ambos casos cabe suponer que se abastecieron de víveres, combustible y repuestos en algún lugar ¿qué lugar era ese?. Las famosas “vacas lecheras” que durante la guerra aprovisionaron los U-boote ya no existían, o se entregaron o fueron hundidas, entonces ¿dónde? Hay que señalar que el U-530 estuvo 5 meses sin tocar, que se sepa, puerto. Debo señalar también que a la firma de la rendición de Alemania se calcula que había unos 124 submarinos operando aún en el Atlántico ¿qué fue de ellos?. Se calcula que por averías, combate, minas o hundimiento intencionado se podrían haber perdido el diez por ciento de estas naves pero… ¿y el resto? Los aliados jamás admitieron este hecho, sin embargo es un secreto a voces que “faltaban” muchos submarinos censados e incluso se pudo verificar que la nomenclatura de algunos de inferior capacidad había pasado sospechosamente a los ultramodernos submarinos de la clase XXI, lo que puso en duda a los aliados sobre el número real de naves de esta clase que botaron los alemanes, algo que ha creado gran controversia entre distintos estudiosos de este tema. No obstante, todos coinciden en la afirmación “demasiado pocos y demasiado tarde”.
Submarino clase XXI (Puerto Bremerhaven - Alemania), observe
que nada tiene que ver con los sumergibles convencionales.

Para que se haga una idea del nivel tecnológico del submarino de clase XXI, al finalizar la guerra se recuperaron varios de ellos que se repartieron entre distintos países aliados, llegando a prestar servicio, por ejemplo en las armadas de Francia y Rusia, hasta 1969. Expertos en la materia coinciden en que éste es la única nave de toda la II guerra mundial que puede considerarse verdaderamente un submarino de combate.

Dos curiosidades en prensa.

El día 26 de septiembre de 1946 periódico francés Frances Soir, publica la siguiente noticia:

“Casi un año y medio después de finalizadas las hostilidades en Europa, El Juliana, un ballenero Islandés fue detenido por un gran submarino alemán. El Juliana se encontraba en la región de la Antártida en torno a las islas Malvinas, cuando el submarino emergió enarbolaba la bandera oficial de luto de la armada alemana, roja con un borde negro.

El comandante del submarino envió un grupo de abordaje que se acercó al Juliana en una balsa de goma y exigió al capitán Hekla parte de sus reservas de alimentos frescos. Dicha petición se presentó en tono imperativo por lo que oponer resistencia hubiera sido imprudente.

El oficial alemán hablaba un correcto inglés y pagó por las provisiones en dólares americanos, dejando además 10 dólares para cada miembro de la tripulación del Juliana. Mientras los alimentos eran trasladados al submarino, su comandante informó al capitán Hekla de la ubicación exacta de un gran banco de ballenas. Posteriormente el ballenero Juliana pudieron arponear dos cetáceos allí donde le habían indicado”.

La reacción que ese suceso produjo días después era aún más inquietante. El Daily Telegraph anunció una expedición anglo-noruega de exploración a las tierras desconocidas del continente austral se decía:

“Se espera que la expedición revelará los secretos del oasis libre de hielo y nieve que se encuentra en el interior del continente antártico. La existencia de este oasis montañoso, situado en aquella vasta zona inexplorada que es conocida bajo el nombre de Tierra de la Reina Maud, fue descubierta en 1939, poco antes de estallar la guerra, por una expedición nazi.”

Richard E Byrd

Por lo que más tarde manifestó el Almirante Byrd, se hace necesario que previamente conozca ud. algo sobre él y se haga una composición de lugar acerca de esta persona que le ayudará a tomar en consideración o no las sorprendentes declaraciones que realizó.

Fue un gran explorador y aviador estadounidense y especialmente por sus conocidos y audaces vuelos sobre la Antártida, que permitieron conocer mejor la configuración geográfica del continente helado.

La expedición de Byrd de 1928 al Polo Sur fue cuidadosamente preparada y provista de grandes medios. El campamento base, en la punta norte de la isla Roosevelt, en el Mar de Ross, contaba con laboratorios, talleres, almacenes, una estación de radio y un hospital. En esta base, llamada “Little America", vivieron durante 14 meses 42 hombres. De allí partió Byrd en avión para dar la vuelta al Polo Sur que sobrevoló el 29 de noviembre de 1929, afirmó que durante su vuelo pudo ver amplias zonas sin hielos, con montañas verdes y lagos. Él descubrió la tierra que se llama Mary Byrd Land e importantes cadenas montañosas y exploró la llamada Tierra del Rey Eduardo VII.

Dando pruebas de gran valor, pasó el invierno de 1934 solo en una cabaña a casi 200 km de Little America, con objeto de obtener datos científicos.

La operación High-Jump (1946-47)

Entre finales de 1946 y comienzos de 1947, la mayor fuerza militar expedicionaria que los EE.UU. haya enviado a la Antártida hasta el presente, comienza a desplegarse desde las bases norteamericanas en el Mar de Ross (al sur de Nueva Zelanda) hacia el continente, divididos en tres grupos convergentes, iniciando una invasión de vastos alcances.

La Task Force 68, la fuerza invasora, está compuesta por 13 barcos (entre rompehielos, destructores, cargueros y buques tanques de aprovisionamiento), 2 lanzadores de hidroaviones, un buque de comunicaciones, un submarino (el US.Sennet) y un portaviones (Phillipine Sea). Los efectivos humanos embarcados sumaban 4.200 soldados y marineros. Lidera la operación el Almirante Richard Byrd. Oficialmente la Operación High-Jump eran simples maniobras que tenían por objeto fundamental "probar equipos militares y tropa en condiciones antárticas"... Aquí cabría preguntarse ¿esas maniobras, no se podían haber realizado en el polo norte, desde una base norteamericana en Alaska o en el enfurecido mar de Groenlandia?, ¿era necesario recorrer más de 7000 millas náuticas (desde Base Naval de San Diego o Norfolk) hasta la Antártida?, ¿eran necesarios 4200 soldados y marineros para “probar equipos y tropa”?. Evidentemente son preguntas de muy difícil respuesta.

Si el propósito declarado de la operación era el del entrenamiento de personal y puesta a prueba de equipos militares en condiciones extremas, ¿por qué era necesario enviar tantos barcos, aviones y soldados y por qué se prohibió la presencia a observadores extranjeros?. Llegado a este punto del relato debo comentar que, al parecer, también participaron fuerzas soviéticas que aportaron algunos barcos, aunque esto está sin confirmar y pertenece al ámbito conspiranóico. He intentado buscar en webs rusas alguna referencia a estos supuestos barcos y no he encontrado absolutamente nada, algo que no significa que no estuvieran allí, simplemente he de manifestar que yo no los he encontrado, queda a su criterio tomar en consideración esta posibilidad.

Aunque se estimó para la Operación High-Jump una duración de seis a ocho meses, las estas fuerzas navales debieron retirarse al cabo de seis semanas, después de numerosas pérdidas no determinadas en material y hombres. Al parecer resultó dañado el Destructor Murddock y el Submarino Sennet que se retiró a un puerto de Nueva Zelanda con serios daños en el casco, según la versión oficial, tras colisionar con los hielos antárticos.

También es público que se perdieron varios aviones y material aéreo de alta tecnología, y que hubo pérdidas humanas, en concreto muertes de marines norteamericanos. En los Estados Unidos fue muy difícil justificar a la opinión pública las bajas acaecidas en la Antártida en unas supuestas maniobras, pero el caso fue oficialmente cerrado y el expediente de la Operación High-Jump fue declarado alto secreto. Los militares llamaron a esta operación como "la guerra de los pingüinos", después de que el gobierno federal declarara una y otra vez a la suspicaz opinión pública norteamericana que en la Antártida sólo vivían pingüinos y que las bajas de personal militar se debían a desafortunados accidentes. El gobierno únicamente admitió la muerte de cuatro personas tras el accidente de un avión de reconocimiento.

Byrd regresa a Estados Unidos en Febrero de 1947 y declara en una entrevista que le hace un reportero que ”era  necesario para los Estados Unidos tomar acciones defensivas contra aviones de combate enemigos que vienen de las regiones polares" y que en caso de una nueva guerra "los Estados Unidos serían atacados por aviones que pueden volar de un polo a otro con increíble velocidad"

El texto en español del periódico “El Mercurio” de Santiago de Chile dice lo siguiente:

El Almirante Richard E. Byrd advirtió hoy que es imperativo para los Estados Unidos de América el iniciar medidas de defensa contra la posibilidad de una invasión del país de parte de aviones hostiles provenientes de las regiones polares. El Almirante explicó que no quiere asustar a nadie, pero es una verdad amarga que, en el caso de una nueva guerra, los Estados Unidos podrían ser atacados por aviones que pueden volar sobre uno o los dos polos. Esta declaración se hizo como parte de una recapitulación de su propia experiencia polar, en una entrevista exclusiva con International News Service. Refiriéndose a la expedición de reciente finalización, Byrd dijo que el resultado más importante de sus observaciones y descubrimientos es el efecto potencial que tienen con respecto a la seguridad de los Estados Unidos. La velocidad fantástica a la que el mundo se está reduciendo – recordó el Almirante– es una de las lecciones más importantes aprendidas en su reciente exploración antártica. Debo advertir a mis compatriotas que terminó aquel tiempo en el que podíamos refugiarnos en nuestro aislamiento y confiar en la certeza de que las distancias, los océanos, y los polos eran una garantía de seguridad.”

¿Se había vuelto loco de repente el Almirante Byrd? Otras extrañas declaraciones realizadas en Estados Unidos por Byrd y otros militares en ruedas de prensa hablaban de avistamientos y encuentros con aeronaves de altas capacidades no comparables con los más avanzados aviones a reacción de la época.

Nota: El 8 de Enero de 1956, varios investigadores de una expedición científica chilena en la Antártida observaron, durante varias horas, objetos en forma de "puro" y de "disco" evolucionando en el cielo del área del Mar de Weddell.

Esta nota viene al caso ya que es una declaración de personal científico y que, en cierto modo, pudieron haberse encontrado con lo mismo que sólo siete años antes Byrd y sus hombres habían visto.

            
La Doctrina Imperfecta, tras este relato pormenorizado de los acontecimientos desea, como es su costumbre, seguir haciendo algunas preguntas más de las ya realizadas anteriormente: ¿de dónde venían los submarinos U530 u U977?, ¿qué declararon sus tripulaciones o descubrieron los investigadores de los EEUU para iniciar sólo unos meses después el despliegue de una fuerza naval de combate?, ¿porqué estando la Operación High-Jump prevista para un periodo de 6 a 8 meses, se repliega a las 6 semanas?.

Hay muchas más preguntas, pero deberá hacérselas ud. mismo si decide indagar sobre este asunto. Encontrará mucha basura conspiranóica que plantea alocadas hipótesis. Los hechos son estos y puede ud. mismo comprobarlos, no obstante debe recordar que casi nunca nos cuentan la verdad de todo, en ocasiones, en muchas ocasiones, únicamente se nos muestra una gota de agua, cuando la realidad es todo un océano.