La Antártida, (el
polo sur), con sus 14 millones de km2 sigue siendo el continente más enigmático
y poco conocido de nuestro planeta. El hallazgo de un enorme lago de agua dulce,
el lago Vostock, emplazado por debajo de la espesa cubierta de hielo de la
Antártica Oriental, ha sorprendido a los científicos de todo el mundo. Sus
condiciones extremas con temperaturas registradas por encima de los 80º bajo
cero y vientos de más de 300
km/h la hacen, a priori, un entorno tremendamente hostil
para el ser humano.
Fue en 1603 cuando el
navegante y explorador español D. Gabriel de Castilla quién al mando de tres
galeones partió de Valparaíso. Navegando decididamente en dirección sur para
evitar el estrecho de Magallanes, cuya travesía se hacía extremadamente
peligrosa dado que el clima se recrudecía allí enormemente, llegó de rebasar
los 64º de latitud sur. No fue hasta 170 años después, que se tienen noticias
de la derrota del navegante y cartógrafo James Cook, que sobrepasó los 71º
La Antártida es
cuatro veces más grande que los Estados Unidos, tiene el continente más cercano
que es Sudamérica (La tierra de Fuego) a 3000 Km ., su altitud máxima
es de 5.000 metros
(la mayor del planeta) es el más antiguo continente compuesto en su mayoría de
altas montañas recubiertas de hielo y grandes lagos interiores, es fácil
esconder una base sin ser descubierta jamás y más aún si es subterránea fuera
del alcance de los satélites espía, además de que la Antártica hoy en día sólo ha sido explorada en una mínima parte.
Es importante destacar
la utilización que de ella hicieron los navíos de la Marina de Guerra Alemana
(Kriegsmarine). Durante la Segunda Guerra Mundial estaba sin cartografiar y
resulta que los lobos de mar (submarinos) al mando del Almirante Karl Dönitz
sabían de la existencia de las grutas antárticas donde un navío se podía
cobijar sin ningún problema, llevar a cabo reparaciones, descansar la
tripulación y estar tranquilamente sin riesgo alguno a ser localizados.
Pero todo esto tiene
unos precedentes que pueden ser determinantes para entender los acontecimientos
que se produjeron en 1947 o que, de alguna manera, pueden dar una explicación a
la precipitada finalización de la llamada “Operación High-Jump”.
Estos son los hechos.
NOTA: Cuando algo de
lo que se relate pueda estar sujeto a otras interpretaciones o mencione
posibilidades fruto de mitos o tendencias conspiranoicas lo pondré en evidencia
para salvaguardar la veracidad del relato que efectivamente está probado
documentalmente y contrastado con hechos históricos que nadie pone en duda.
La
expedición alemana a la Antártida (1938-39)
En los años previos a
la II Guerra Mundial, los deseos hegemónicos de los jefes militares alemanes se
hicieron cada vez más fuertes, teniendo la firme intención de construir una
base militar en el hielo antártico. Esto, a priori, puede resultar una
afirmación gratuita pero más adelante encontrará los motivos por el que argumento
esto.
En ese tiempo no
existía sobre el Polo Sur tratado internacional alguno y una toma de posición
respecto a tales deseos territoriales poco antes del estallido de la inminente
guerra mundial pareció, estratégicamente hablando, tener mucho sentido, y podía
además, gracias a la propaganda del III Reich, ser empleado como una
demostración de fuerza.
Capitán Alfred Ritscher |
De modo que, en
colaboración con la Lufthansa alemana, se desarrolló y llevó a cabo la idea de
una operación político-militar, aunque siempre bajo la apariencia de “operación civil y científica”'. El
mando de esta empresa la recibiría el experimentado capitán polar Alfred
Ritscher.
Como barco se eligió
el "Schwabenland" (Suabia en español, el nombre de una región
alemana), un barco portador de hidroaviones de la Lufthansa desde el que, con
ayuda de catapultas de vapor, podían despegar hidroaviones Dornier
"Wale" de 10 toneladas de peso...
Esta revolucionaria
técnica la empleaba la Lufthansa ya desde 1934 para el tráfico postal con Sudamérica.
El "Schwabenland" fue adaptado para la expedición antártica en Otoño
de 1938 en los astilleros de Hamburgo, lo que costó la enorme suma de un millón
de marcos alemanes (RM) de la época, un
tercio del presupuesto de la expedición...
A mediados de
Noviembre de 1938, mientras se preparaba el barco "Schwabenland", la
Sociedad Alemana de Viajes Navales Polares (deutsche
Polarschiffahrtsgesellschaft) a Hamburgo invitó al por entonces ya legendario explorador antártico norteamericano
Richard Byrd, con motivo del visionado especial de su nueva película
antártica. Esta película fue
proyectada en Urania en Hamburgo ante 82 asistentes, de los cuales 54 eran
miembros de la tripulación del "Schwabenland", como forma de
adiestramiento y preparación ante la inminente expedición. Byrd, quien ya en
1929 casi había sobrevolado el Polo Sur, era en aquel tiempo aún un civil, si
bien era un héroe nacional para los americanos.
Ironía de la historia
que exactamente este Richard Byrd en el año 1947 con el rango de almirante de
los EE.UU. dirigiera la mayor operación militar en la Antártica, la ya mencionada
Operación High-Jump. Todo indica que aquella hasta hoy secreta operación, que
muy probablemente tenía como objetivo la destrucción de la base alemana
conocida, supuestamente, como “base 211” , fracasó completamente y los hechos
posteriores parecen dar fiabilidad de esta hipótesis.
El hecho es que cuando el
“Schwabenland” llegó a la Antártida comenzó inmediatamente a lanzar hidroaviones para efectuar vuelos
de reconocimiento y cartografiado de una amplísima área antártica.
Concretamente se marcaron, mediante estacas lanzadas desde los hidroaviones una
extensión de 600.000 km2 de los que se fotografiaron aproximadamente unos
350.000 kms.
Pero los planes del
Tercer Reich y las actividades de la Kriegsmarine respecto del territorio
antártico iban mucho más lejos: los alemanes reclamaron la soberanía sobre este
enorme territorio antártico al que denominaron "Neuschwabenland"
(Nueva Suabia, en español). Aunque forma parte del mito, se dice que en
éste territorio construyeron varias bases permanentes, siendo la principal la
denominada como "Neuberlin" (Nuevo Berlín), debo insistir en dejar
claro que esto, de momento, es un mito, no hay más pruebas que las que
puede aportar el siguiente mapa de las autoridades del Reich donde se pueden
ver los límites del área y las diversas anotaciones quizás, de emplazamientos o
bases de avanzada ¿?.
Cuando la expedición del
Schwabenland regresó a Alemania a principios de 1939, se cursaron órdenes
concretas a Karl Dönitz, comandante supremo de la flota de submarinos del
Tercer Reich. La misión que él y sus hombres llevaron a cabo es aún hoy en el 90 por ciento una especulación, y basada en
una información cierta sólo el 10 por ciento. Lo que se sabe con certeza
es que aumenta la frecuencia de submarinos alemanes en dirección al Polo Sur
con el fin de llevar a cabo misiones que siguen
siendo un secreto hasta ahora.
Almirante Karl Dönitz |
Submarino U-859
Lo cierto es que a lo largo de la
guerra los submarinos alemanes, además de ser navíos eminentemente de combate,
se dedicaron a labores de transporte de determinado material “sensible”. Prueba
de ello la tenemos en el U-859 que partió de Kiel el 4 de abril de 1944 con 67
hombres a bordo, 31 toneladas de mercurio
en recipientes herméticamente sellados y, según algunas fuentes, “oxido de uranio”, todo ello oficialmente
con destino a Japón. El día 27 de septiembre fue hundido cerca de la península
de Malaca por el submarino británico HMS-Trenchant.
Submarinos
U530 y U977
Esto provocó la
reacción inmediata del Alto Mando Aliado que exigió a Dönitz que detuviera la
destrucción de la flota en cumplimiento de los acuerdos de rendición. Muy a su
pesar, el Gran Almirante emitió un mensaje por radio recordando a sus oficiales
“… la prohibición de hundir sus barcos o
dejarlos inservibles mediante la destrucción de parte o toda su maquinaria e
instalaciones”. No obstante, numerosos comandantes comenzaron a abandonar
los puertos y bases procediendo a destruir sus unidades emitiendo la consigna
"Regenbogen" (Arco-Iris) de boca en boca, en la creencia que si Dönitz
la había invalidado, habría sido bajo coacción de los aliados y nunca por
propia iniciativa.
Sin embargo, el 10 de
julio de 1945, dos meses después de la capitulación, frente a las costas
de Mar del Plata emergió el U-530. Su comandante, Otto Wermuth de sólo 24 años,
en la creencia de que en este país serían mejor tratados, decidió rendir allí
su nave. Poco antes de llegar a Argentina fueron desmontados y tirados al mar
el cañón de cubierta y el antiaéreo de 37 mm , asimismo se arrojaron al mar los torpedos,
se destruyeron los libros de claves, el cuaderno de bitácora así como los
aparatos y sistemas considerados “secretos”. El estado del submarino era
lamentable, la corrosión y la falta de mantenimiento era evidente. La edad
media de la tripulación era de 23 años, prácticamente jovenzuelos metidos en
ataúdes de metal.
La prensa
internacional lanzó hipótesis sobre el uso que dirigentes del III Reich podrían
haber dado a este submarino, dejando en el aire la posibilidad de una fuga
masiva de éstos. El diario soviético Izvestia, se preguntaba ¿quién había
podido viajar oculto en él? y ¿quién y donde fueron abastecidos de alimentos y
combustible durante esos dos meses?. Hay que tener en cuenta que este submarino
se encontraba en misión de combate desde el mes de febrero de 1945 sin, al
menos que se conozca, haber tocado puerto alguno desde entonces (5 meses).
38 días después, el
17 de agosto, las unidades de la armada argentina, el patrullero “Py” y el
submarino “Salta” advirtieron, a unas 8 millas de la costa, un submarino en
superficie que lanzaba destellos emitiendo un mensaje… “German Submarine”. Era el U-977 al mando de Heinz Schaeffer de 25
años (otro niño), que permitió que subiera a bordo una tripulación de presa que
dirigiera la nave hasta la base naval argentina, únicamente solicitó que se le
permitiera dirigir las maniobras de entrada en puerto de su navío.
Al contrario que el
U-530, el submarino del comandante Schaeffer entregó su nave con su completo
equipamiento de combate sus armas, sus torpedos y su documentación. Además,
curiosamente se encontraba en perfecto estado de cuidado y limpieza, teniendo
únicamente averiado el periscopio principal.
Las dos naves fueron
llevadas a los EEUU donde ambas tripulaciones acabaron en campos de
concentración. Sometidos a intensos interrogatorios se desconoce el resultado
de ellos. Llegaron incluso a reunir a los dos comandantes en una misma
habitación llena de micrófonos ocultos para ver si “deslizaban” alguna
información de interés.
Lo cierto es que
ambos comandantes transgredieron, voluntaria o involuntariamente, los acuerdos
contraídos en el acta de rendición de Reims, donde se establecía que con
carácter inmediato todas las naves del arma submarina alemana debían
emerger e izando una bandera negra dirigirse al puerto más próximo para
efectuar su entrega y rendición.
En ambos casos cabe
suponer que se abastecieron de víveres, combustible y repuestos en algún lugar
¿qué lugar era ese?. Las famosas “vacas lecheras” que durante la guerra
aprovisionaron los U-boote ya no existían, o se entregaron o fueron hundidas,
entonces ¿dónde? Hay que señalar que el U-530 estuvo 5 meses sin tocar, que se sepa, puerto. Debo señalar también que a
la firma de la rendición de Alemania se calcula que había unos 124 submarinos
operando aún en el Atlántico ¿qué fue de ellos?. Se calcula que por averías,
combate, minas o hundimiento intencionado se podrían haber perdido el diez por
ciento de estas naves pero… ¿y el resto? Los aliados jamás admitieron este
hecho, sin embargo es un secreto a voces que “faltaban” muchos submarinos
censados e incluso se pudo verificar que la nomenclatura de algunos de inferior
capacidad había pasado sospechosamente a los ultramodernos submarinos de la
clase XXI, lo que puso en duda a los aliados sobre el número real de naves de
esta clase que botaron los alemanes, algo que ha creado gran controversia entre
distintos estudiosos de este tema. No obstante, todos coinciden en la
afirmación “demasiado pocos y demasiado tarde”.
Submarino clase XXI (Puerto Bremerhaven - Alemania), observe que nada tiene que ver con los sumergibles convencionales. |
Para que se haga una
idea del nivel tecnológico del submarino de clase XXI, al finalizar la guerra
se recuperaron varios de ellos que se repartieron entre distintos países
aliados, llegando a prestar servicio, por ejemplo en las armadas de Francia y
Rusia, hasta 1969. Expertos en la materia coinciden en que éste es la única
nave de toda la II guerra mundial que puede considerarse verdaderamente un
submarino de combate.
Dos
curiosidades en prensa.
El día 26 de
septiembre de 1946 periódico francés Frances Soir, publica la siguiente
noticia:
“Casi
un año y medio después de finalizadas las hostilidades en Europa, El Juliana,
un ballenero Islandés fue detenido por un gran submarino alemán. El Juliana se
encontraba en la región de la Antártida en torno a las islas Malvinas, cuando
el submarino emergió enarbolaba la bandera oficial de luto de la armada
alemana, roja con un borde negro.
El
comandante del submarino envió un grupo de abordaje que se acercó al Juliana en
una balsa de goma y exigió al capitán Hekla parte de sus reservas de alimentos frescos.
Dicha petición se presentó en tono imperativo por lo que oponer resistencia
hubiera sido imprudente.
El
oficial alemán hablaba un correcto inglés y pagó por las provisiones en dólares
americanos, dejando además 10 dólares para cada miembro de la tripulación del
Juliana. Mientras los alimentos eran trasladados al submarino, su comandante
informó al capitán Hekla de la ubicación exacta de un gran banco de ballenas.
Posteriormente el ballenero Juliana pudieron arponear dos cetáceos allí donde
le habían indicado”.
La reacción que ese
suceso produjo días después era aún más inquietante. El Daily Telegraph anunció
una expedición anglo-noruega de exploración a las tierras desconocidas del
continente austral se decía:
“Se
espera que la expedición revelará los secretos del oasis libre de hielo y nieve
que se encuentra en el interior del continente antártico. La existencia de este
oasis montañoso, situado en aquella vasta zona inexplorada que es conocida bajo
el nombre de Tierra de la Reina Maud, fue descubierta en 1939, poco antes de
estallar la guerra, por una expedición nazi.”
Richard
E Byrd
Por lo que más tarde
manifestó el Almirante Byrd, se hace necesario que previamente conozca ud. algo
sobre él y se haga una composición de lugar acerca de esta persona que le
ayudará a tomar en consideración o no las sorprendentes declaraciones que
realizó.
Fue un gran
explorador y aviador estadounidense y especialmente por sus conocidos y audaces
vuelos sobre la Antártida, que permitieron conocer mejor la configuración
geográfica del continente helado.
La
expedición de Byrd de 1928 al Polo Sur fue cuidadosamente preparada y provista
de grandes medios. El campamento base, en la punta norte de la isla Roosevelt,
en el Mar de Ross, contaba con laboratorios, talleres, almacenes, una estación
de radio y un hospital. En esta base, llamada “Little America", vivieron durante
14 meses 42 hombres. De allí partió Byrd en avión para dar la vuelta al Polo
Sur que sobrevoló el 29 de noviembre de 1929, afirmó que durante su vuelo pudo ver amplias zonas sin hielos, con
montañas verdes y lagos. Él descubrió la tierra que se llama Mary Byrd Land e importantes cadenas
montañosas y exploró la llamada Tierra
del Rey Eduardo VII.
Dando
pruebas de gran valor, pasó el invierno
de 1934 solo en una cabaña a casi 200 km de Little America, con objeto de
obtener datos científicos.
La
operación High-Jump (1946-47)
Entre finales de 1946
y comienzos de 1947, la mayor fuerza militar expedicionaria que los EE.UU. haya
enviado a la Antártida hasta el presente, comienza a desplegarse desde las
bases norteamericanas en el Mar de Ross (al sur de Nueva Zelanda) hacia el
continente, divididos en tres grupos convergentes, iniciando una invasión de
vastos alcances.
La Task Force 68, la
fuerza invasora, está compuesta por 13 barcos (entre rompehielos, destructores,
cargueros y buques tanques de aprovisionamiento), 2 lanzadores de hidroaviones,
un buque de comunicaciones, un submarino (el US.Sennet) y un portaviones
(Phillipine Sea). Los efectivos humanos embarcados sumaban 4.200 soldados y
marineros. Lidera la operación el Almirante Richard Byrd. Oficialmente la
Operación High-Jump eran simples maniobras que tenían por objeto fundamental
"probar equipos militares y tropa en
condiciones antárticas"... Aquí cabría preguntarse ¿esas maniobras, no
se podían haber realizado en el polo norte, desde una base norteamericana en
Alaska o en el enfurecido mar de Groenlandia?, ¿era necesario recorrer más de 7000 millas náuticas
(desde Base Naval de San Diego o Norfolk) hasta la Antártida?, ¿eran necesarios 4200
soldados y marineros para “probar equipos
y tropa”?. Evidentemente son preguntas de muy difícil respuesta.
Si el propósito
declarado de la operación era el del entrenamiento de personal y puesta a
prueba de equipos militares en condiciones extremas, ¿por qué era necesario
enviar tantos barcos, aviones y soldados y por qué se prohibió la presencia a
observadores extranjeros?. Llegado a este punto del relato debo comentar que,
al parecer, también participaron fuerzas soviéticas que aportaron algunos
barcos, aunque esto está sin confirmar y pertenece al ámbito conspiranóico.
He intentado buscar en webs rusas alguna referencia a estos supuestos barcos y
no he encontrado absolutamente nada, algo que no significa que no estuvieran
allí, simplemente he de manifestar que yo no los he encontrado, queda a su
criterio tomar en consideración esta posibilidad.
Aunque se estimó para
la Operación High-Jump una duración de
seis a ocho meses, las estas fuerzas navales debieron retirarse al cabo de seis semanas, después de numerosas
pérdidas no determinadas en material y hombres. Al parecer resultó dañado el
Destructor Murddock y el Submarino Sennet que se retiró a un puerto de Nueva
Zelanda con serios daños en el casco, según la versión oficial, tras colisionar
con los hielos antárticos.
También es público
que se perdieron varios aviones y material aéreo de alta tecnología, y que hubo
pérdidas humanas, en concreto muertes de marines norteamericanos. En los
Estados Unidos fue muy difícil justificar a la opinión pública las bajas acaecidas
en la Antártida en unas supuestas maniobras, pero el caso fue oficialmente
cerrado y el expediente de la Operación
High-Jump fue declarado alto secreto. Los militares llamaron a esta
operación como "la guerra de los
pingüinos", después de que el gobierno federal declarara una y otra
vez a la suspicaz opinión pública norteamericana que en la Antártida sólo
vivían pingüinos y que las bajas de personal militar se debían a desafortunados
accidentes. El gobierno únicamente admitió la muerte de cuatro personas tras el
accidente de un avión de reconocimiento.
Byrd regresa a
Estados Unidos en Febrero de 1947 y declara en una entrevista que le hace un
reportero que ”era necesario
para los Estados Unidos tomar acciones defensivas contra aviones de combate enemigos que vienen de las regiones polares"
y que en caso de una nueva guerra "los
Estados Unidos serían atacados por aviones
que pueden volar de un polo a otro con increíble velocidad"
El texto en español del periódico “El Mercurio” de Santiago de Chile
dice lo siguiente:
“El Almirante Richard E. Byrd
advirtió hoy que es imperativo para los Estados Unidos de América el iniciar
medidas de defensa contra la posibilidad
de una invasión del país de parte de aviones hostiles provenientes de las
regiones polares. El Almirante explicó que no quiere asustar a nadie, pero
es una verdad amarga que, en el caso de una nueva guerra, los Estados Unidos podrían ser atacados por aviones que pueden volar
sobre uno o los dos polos. Esta declaración se hizo como parte de una
recapitulación de su propia experiencia polar, en una entrevista exclusiva con
International News Service. Refiriéndose a la expedición de reciente
finalización, Byrd dijo que el resultado más importante de sus observaciones y
descubrimientos es el efecto potencial que tienen con respecto a la seguridad
de los Estados Unidos. La velocidad fantástica a la que el mundo se está
reduciendo – recordó el Almirante– es una de las lecciones más importantes
aprendidas en su reciente exploración antártica. Debo advertir a mis
compatriotas que terminó aquel tiempo en el que podíamos refugiarnos en nuestro
aislamiento y confiar en la certeza de que las distancias, los océanos, y los
polos eran una garantía de seguridad.”
¿Se había vuelto loco
de repente el Almirante Byrd? Otras extrañas declaraciones realizadas en
Estados Unidos por Byrd y otros militares en ruedas de prensa hablaban de
avistamientos y encuentros con aeronaves
de altas capacidades no comparables con los más avanzados aviones a
reacción de la época.
Nota: El 8 de
Enero de 1956, varios investigadores de
una expedición científica chilena en la Antártida observaron, durante
varias horas, objetos en forma de "puro"
y de "disco" evolucionando
en el cielo del área del Mar de Weddell.
Esta nota viene al caso
ya que es una declaración de personal científico y que, en cierto modo,
pudieron haberse encontrado con lo mismo que sólo siete años antes Byrd y sus
hombres habían visto.
La Doctrina
Imperfecta, tras este relato pormenorizado de los acontecimientos desea, como
es su costumbre, seguir haciendo algunas preguntas más de las ya realizadas
anteriormente: ¿de dónde venían los submarinos U530 u U977?, ¿qué declararon
sus tripulaciones o descubrieron los investigadores de los EEUU para iniciar
sólo unos meses después el despliegue de una fuerza naval de combate?, ¿porqué
estando la Operación High-Jump prevista para un periodo de 6 a 8 meses, se repliega a las
6 semanas?.
Hay muchas más
preguntas, pero deberá hacérselas ud. mismo si decide indagar sobre este asunto.
Encontrará mucha basura conspiranóica que plantea alocadas hipótesis. Los
hechos son estos y puede ud. mismo comprobarlos, no obstante debe recordar que casi nunca nos cuentan la verdad de
todo, en ocasiones, en muchas ocasiones, únicamente se nos muestra una gota de
agua, cuando la realidad es todo un
océano.