En el día de hoy me gustaría entrar a explicar lo que, no pocas veces ha ocasionado serias controversias provocadas más por el desconocimiento, la ignorancia y el fanatismo político que por motivos estrictamente históricos.
Este fanatismo me hace pensar que aquí, en España, no caben más tontos, vamos… que si aparece alguno más se saldrán por los lados. Pueden resultar duras mis palabras pero tristemente es así y se lo voy a demostrar.
El resentimiento de los unos con los otros, y de los otros con los unos, avivado y azuzado recientemente por una serie de decisiones políticas (Ley de la Memoria Histórica) y judiciales (los muertos del Sr. Garzón) que han tendido a abrir viejas heridas que creíamos cerradas, ha hecho que me sienta en el deber de informar desde un punto de vista histórico, el único que debería prevalecer, sobre la verdad del máximo símbolo de España, su bandera.
Aunque mantengo una clara posición sobre lo comentado en los párrafos anteriores, no voy a manifestar adhesión por ninguno de los llamados “bandos” de resentidos. Mi opinión no es en absoluto importante ni necesaria lo importante es, como siempre, la verdad. Y para eso se creó este blog, para informar, formar e ilustrar con datos veraces, hechos reales y siempre fácilmente contrastables.
Origenes:
Nuestra bandera, aunque a algunos les fastidie, existía antes de que naciera el Caudillo y cualquier República, ¿molesta?, pues lo lamento, pero esta es la realidad.
El 12 de septiembre de 1580 Felipe II fue proclamado Rey de Portugal con el nombre de Felipe I, y jurado como tal por las Cortes portuguesas reunidas en Tomar el 15 de abril de 1581. Con este nombramiento la Cruz de Borgoña se convirtió en bandera oficial de Portugal junto con el pabellón marítimo portugués. Por lo tanto, la primera bandera que se puede considerar como enseña nacional, es decir, que era común para todos los pueblos hispánicos, incluyendo como tal a Portugal, fue la bandera de La Cruz de Borgoña.
Una vez dicho esto y llegado a este punto cronológico, se hace necesario recordar que la bandera roja y gualda que identificamos ahora como nuestra enseña nacional, no lo fue hasta su aprobación por Real Decreto de 13 de octubre de 1843, es decir, que apenas tiene poco más de 160 años de vigencia, cuando la Cruz de Borgoña (también llamada de “la cruz de San Andrés), roja sobre fondo blanco, lo fue durante más de 300 años. Si por antigüedad debiéramos decidir cuál es la verdadera enseña, sin duda, sería esta.
NOTA: Posiblemente reconocerán esta bandera como propia de los Carlistas No les falta razón, aunque esta vinculación es bastante reciente. Fue fruto de un concurso, para dotar a sus unidades militares clandestinas tipo compañía, los Requetés, de insignia propia. En este concurso resultó elegido el escudo diseñado por el navarro Roberto Escribano Ortega, consistente en la Cruz de Borgoña en color rojo sobre campo de plata, con el que rescataba la antigua Bandera de España, quedando aprobado como insignia oficial del Requeté el día 24 de abril de 1935.
Posteriormente surgió del hecho, de que al estar regidas varias naciones por Reyes de la Casa de Borbón: España, Francia, Nápoles, Toscana, Parma, Sicilia, todas usasen como color distintivo el blanco, además de que otras no borbónicas, como Inglaterra, también lo hiciesen, por lo que sus Banderas tan sólo se distinguían por el escudo, lo que en alta mar, motivaba frecuentes errores a la hora de identificar a los navíos, errores que a veces traían fatales consecuencias. Para evitar este problema Carlos III convocó en 1785 un concurso de diseños para elegir el nuevo Pabellón de la Armada. El Ministro de Marina don Antonio Valdés propuso al Rey los doce modelos finalistas para que escogiese uno. Carlos III, eligió el modelo compuesto por tres franjas de igual tamaño, encarnada, amarilla, encarnada, modificándolo posteriormente, aumentando el ancho de la franja amarilla (la central), hasta ocupar la mitad del paño.
Los modelos definitivos, para la Armada y Marina Mercante españolas, fueron publicados en un Real Decreto, dado en Aranjuez el 28 de mayo de 1785:
«Para evitar los inconvenientes, y perjuicios, que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la Bandera nacional, de que usa mi Armada naval, y demás Embarcaciones españolas, equivocándose a largas distancias o con vientos calmosos con las de otras Naciones; he resuelto, que en adelante usen mis Buques de guerra la Bandera dividida a lo largo de tres listas, de las que la alta, y la baja sean encarnadas, y el ancho de cada una la cuarta parte del total, y la de en medio amarilla, colocándose en esta el Escudo de mis Reales Armas reducido a los dos cuarteles de Castilla, León con la Corona Real encima; y el Gallardete con las mismas tres listas, y el Escudo a lo largo, sobre cuadrado amarillo en la parte superior...».
¡Ojo!, en este Real Decreto de Carlos III, la Bandera roja y gualda sustituye en la Real Armada a la Bandera nacional, la Cruz de Borgoña, por cuestiones eminentemente prácticas y sin ánimo de sustituirla como enseña del Reino. Será ya a partir del Real Decreto de fecha, 13 de octubre de 1843, cuando la Bandera roja y gualda, se convertirá en Enseña nacional,
Este diseño se conserva hasta nuestros días, aunque ha habido constantes variaciones del escudo, incluso durante la I República (1873-1874). Solamente la proclamación de la II República Española en el año 1.931 durante la que se utilizó la bandera tricolor republicana de franjas horizontales de igual tamaño entre ellas, sustituyéndose en la franja inferior el rojo por el morado, constituyó el único paréntesis en su uso.
El 14 de Abril de 1931 fue derrocada la Monarquía y proclamada la 2ª República, viéndose ya desde el primer momento banderas tricolores, roja, amarilla y morada, simbolizando al nuevo régimen, en vez de la anterior rojigualda, considerada entonces monárquica.
Oficialmente fue adoptada el 27 de Abril, y el 6 de Mayo fue descrita con carácter general para el ejército, como formada por tres franjas horizontales de la misma anchura, respectivamente roja, amarilla y morada, con el escudo adoptado en 1868 por el Gobierno provisional en su centro (cuartelado de Castilla, León, Aragón y Navarra, con la Granada en punta, timbrado por corona mural y entre las dos columnas de Hércules), rodeado por inscripción bordada con el nombre de la unidad, siendo negras las letras que figuraban en su mitad superior, y blancas las que se sitúan sobre la franja inferior morada. Otra novedad son sus menores dimensiones, de tan solo 1 x 1 m., así como la presencia de flecos dorados en el contorno de todas ellas, detalle hasta entonces solo apreciado en algunas banderas del Ejército de Africa.
No podemos pasar por alto los dos grandes errores en los que se incurrió con este cambio:
1º: La Bandera Bicolor no era la bandera monárquica, como lo demuestra el hecho de que en los Decretos Reales, al referirse a ella, se emplea el termino de BANDERA NACIONAL, existiendo aparte el Pendón Real el cual sí era privativo del monarca y que, curiosamente, en la época de Isabel II era de color morado.
2º: El Pendón de Castilla no es morado, sino carmesí. La confusión existente acerca del color del pendón castellano nació en el siglo XIX, cuando una de las múltiples sociedades secretas, que tanto proliferaron en aquella época, tomó el nombre de “Comuneros” y adoptó el color morado como distintivo, sin que tuvieran ninguna relación con los verdaderos Comuneros que, cuatro siglos antes, habían enarbolado el pendón carmesí en Villalar.
Por último, y tras la restauración de la Casa de Borbón en el Trono español, en la persona de S.M. D. Juan Carlos I, se publicó en 1978 la Constitución Española, cuyo artículo 42 en su apartado 12, dice:
“La Bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas”.
Con el profundo respeto que todo esto me merece, entiendo que los españoles nos debemos sentir orgullosos de nuestra bandera y honrarla como un símbolo más de nuestra Patria, por el cual dieron su vida muchos españoles en el pasado en defensa de sus ideales y de lo que ella representaba.
Hay mucha gente y no alcanzo a comprender, que tiene un problema con las banderas. O para ser más exacto: tienen un problema con la bandera española, monárquica y constitucional. Para estos es como si fuera la bandera de los otros, de esos otros con los que tengo que convivir, con los que convivo, pero no es un símbolo con capacidad de emocionarlos. Creo que la tragan pero no la quieren. Pertenecen a una generación, a la que según ellos les pusieron difícil creer en la bandera llamada nacional o española. Son los mismos colores de la bandera que el franquismo usó hasta la saciedad y por eso y según ellos les recuerda a las imposiciones del pasado. Y así, por ese motivo, se quedaron sin bandera, aunque se empeñan en señalar la tricolor como la única que admiten, curiosamente una bandera sin justificación histórica, como ya he demostrado, que no sea diferenciarse de la rojigualda y que sólo ondeó durante escasos ocho años, de los cuales tres lo hizo parcialmente al haber una guerra civil en curso.
Con nuestro Himno pasa lo mismo, tiene letra, claro que tiene letra, que José Mª Pemán escribió en 1928 , y previa al Franquismo, del tiempo de Alfonso XIII, pero claro si cuando mueves a muchos de ellos caen bellotas que espera uno que entiendan. Personas así son las que mantienen la separación y en enfrentamiento.
Da sana envidia ver que en USA, una joven nación con muchísima menos historia que España, en cualquier acto particular, o en cada casa, está presente la bandera como unión entre ellos y símbolo de identidad al que respetan. Aquí si llevas la Bandera en el reloj o en la solapa eres un extremista fascista, y no te digo nada si suena el Himno en tu móvil. ¡manda huevos!.
Finalmente os dejo este video que de forma clara muestra la evolución de nuestra bandera nacional a lo largo de nuestra historia.
Un saludo.
La Doctrina Imperfecta.